Ciencia y origen de la axinita
Axinita es el nombre dado a un grupo de minerales raros de borosilicato (Manganaxinita, Magnesioaxinita, Ferroaxinita y Tinzenita) que cristalizan en forma de cristales tabulares extruyentes de una matriz rocosa (generalmente Ortoclasa o Granito). La forma más común en el mercado es la ferroaxinita, que se refiere al alto contenido de hierro dentro del cuerpo químico. Esta inclusión elemental afecta directamente el color de la piedra, lo que resulta en un negro claro, marrón y gris.
La axinita fue descubierta por primera vez en 1797 por el famoso mineralogista francés René Just Huey. Eligió nombrarlo después de la palabra griega “axine” que significa “hacha”, en referencia a los cristales de hoja larga que se asemejan a un hacha. Este mineral no tiene uso comercial y se encuentra comúnmente al excavar otras piedras como Diópsido, Cuarzo, Prehnita, Actinolita y Calcitas. Las localidades abundantes notables incluyen México, Japón, Francia, Rusia, Suiza, Pakistán, Australia, el Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos.
Significado y energía
La axinita es una herramienta potente para su uso en la expansión general, más específicamente, su conexión con la Madre Tierra. La intuición que tenemos y la inteligencia de nuestro entorno son el resultado directo de las antiguas energías de tierra que se canalizan hacia ti cada día. Nuestro planeta tiene más de 4.000 millones de años y ha sido capaz de aprovechar la vida durante gran parte de su existencia. Esto se debe en parte a los efectos naturales de crianza que la Madre Tierra irradia pasivamente. Durante eones, diversas criaturas y seres han caminado por nuestra patria; subiendo y bajando, ayudando a formar nuevas capas protectoras de nuestro planeta. Los eventos cataclísmicos han llegado, se han quedado y se han ido; solo para revelar la fuerza que realmente tiene nuestro planeta celestial. Con cada fuerza de destrucción, la Tierra ha sido capaz de reestabilizarse y comenzar un nuevo ciclo de vida. La axinita es un cristal que endurece esta energía de fuerza vital y proporciona el “espejo” que puede necesitar para ver su verdadera fuerza.
Al meditar con esta piedra, uno puede experimentar el recuerdo de vidas pasadas o la reflexión de vidas pasadas. Este es un fenómeno que permite que nuestra conciencia trascienda a través del tiempo y el espacio, reapareciendo durante el momento exacto en que podría haber ocurrido un evento traumático. Esto es crucial para sanar el alma eterna que yace dentro de cada uno de nosotros. Si está buscando aprender más y realmente expandir sus experiencias conscientes, le recomendamos meditar con otros cristales que promuevan la curación de vidas pasadas, como la madera petrificada, isua, lakelandita, cianita negra o nuummita. También sugerimos encontrar un sanador de reiki experimentado o alguien que se especialice en despertar su antigua vida pasada.
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